En el comienzo del Evangelio de Juan tenemos la información de que vivió por mucho tiempo después del comienzo de la era cristiana. Sus epístolas revelan que alcanzó una posición influyente en el mundo cristiano, y poco antes de la destrucción de Jerusalén se radicó en Éfeso, en Asia Menor. En esta ubicación estratégica se desempeñó como pastor de la iglesia en Éfeso y mantuvo una relación especial con las demás iglesias en la región, como sabemos por sus cartas a las siete iglesias en Asia. Su hermano Jacobo fue el primero de los apóstoles que murió. Juan, por su parte, fue el último en morir. Casi todos los otros apóstoles sufrieron una muerte violenta, mientras que Juan murió pacíficamente en Éfeso, a una edad avanzada, alrededor del año 100 al 117 d.C. Se nos dice que Juan era propietario de una casa en Jerusalén. Es posible que la entrevista con Nicodemo haya tenido lugar allí. Fue uno de los doce a los que Jesús envió en una misión de predicar.
Era uno de los hijos de Zebedeo, un pescador de Galilea, y de Salomé, quien probablemente era hermana de María, la madre de Jesús. Creció en Galilea y era socio de su hermano, de Andrés y de Pedro en el negocio de la pesca. Él y Andrés fueron discípulos de Juan el Bautista (Juan 1:35–40). “El discípulo a quien [Jesús] amaba” (Jn. 13:23; 19:26) era natural de Betsaida. Pertenecía a una clase acomodada, pues su madre era una de las que, cuando el Señor Jesús “estaba en Galilea, le seguían y le servían” (Mr. 15:40–41), junto con “otras muchas que le servían de sus bienes” (Lc. 8:3). El hecho de que fuera un “conocido del sumo sacerdote” y que pudiera entrar en el patio de su casa y hacer pasar a Pedro la noche del juicio del Señor, parece confirmar esa idea (Jn. 18:15).
Acompañó a Jesús en su primera gira por Galilea, y más tarde él y algunos de sus socios dejaron la empresa pesquera y se hicieron discípulos de Cristo. Juan estuvo con Jesús en las bodas en Caná de Galilea (Juan 2:1–11) y también estuvo presente en Jerusalén en la etapa inicial del ministerio de Jesús en Judea.
Antes de conocer al Señor Jesús, J. fue discípulo de •Juan el Bautista. El Señor le encontró, junto con Jacobo, en la barca de su padre, mientras “remendaban las redes” y les llamó (Mr. 1:19–20). De todos los discípulos de Cristo, tres eran los que formaban el círculo íntimo: Pedro, Jacobo y J. A estos tres permitió el Señor que presenciaran la resurrección de la hija de Jairo (Mr. 5:37–43). De igual manera, fueron ellos quienes le acompañaron en el monte de la transfiguración (Mr. 9:2–9) y en el huerto de Getsemaní (Mr. 14:33–40). Estos privilegios quizás llevaron a Salomé, la madre de J. y Jacobo, a quienes el Señor llamaba “Boanerges, esto es, hijos del trueno” (Mr. 3:17), a pedir al Señor que en su reino sus dos hijos se sentaran en lugares de honor (“… uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”). El Señor respondió que eso no lo podía dar él, pues era decisión del Padre. Al oír las pretensiones de la familia de Zebedeo, los otros discípulos “se enojaron contra los dos hermanos” ( Mt. 20:20–24). El Señor encomendó a Pedro y a J. que prepararan el cordero de lo que sería la última pascua (Lc. 22:8) y en la cena, J. “estaba recostado cerca del pecho de Jesús”, por lo cual Pedro le hizo señas para que preguntara al Maestro quién era el que le iba a entregar. El Señor le dijo: “A quien yo diere el pan mojado, aquél es”, y así señaló a •Judas (Jn. 13:23–26).
Estuvo presente, junto con Pedro y Jacobo, cuando Jesús resucitó a la hija de Jairo (Marcos 5:37), y en la Transfiguración (Mateo 17). Fueron los que estuvieron más cerca del Señor durante la agonía en Getsemaní. Juan fue, por lo tanto, el discípulo más íntimo de Cristo. Él y su hermano fueron apodados “Hijos del trueno” cuando pidieron que descendiera fuego del cielo sobre una aldea samaritana cuyos habitantes les habían negado hospitalidad (Marcos 3:17). En otra oportunidad Juan puso de manifiesto su celo, su intolerancia y su sectarismo cuando exclamó: “Maestro, vimos a alguien usar tu nombre para expulsar demonios, pero le dijimos que no lo hiciera, porque no pertenece a nuestro grupo” (Marcos 9:38). La madre de Juan expresó la ambición de sus hijos cuando pidió para ellos los lugares principales en el reino (Marcos 10:35).
En la Última Cena, Juan ocupó el lugar privilegiado de mayor intimidad, cerca de Jesús (Juan 13:23). Durante el juicio de Jesús estuvo presente en la corte porque era conocido en la familia de los sumos sacerdotes. Probablemente se haya relacionado con las personas prominentes en Jerusalén a través de su trabajo como representante comercial de la empresa pesquera de su padre. Juan estuvo presente en la crucifixión, y allí Jesucristo le dio la responsabilidad de cuidar a su madre, María (Juan 19:26). Estuvo con Pedro durante el lapso en el que Jesús estuvo en la tumba y fue con él uno de los primeros que vieron la tumba vacía. La mayor demostración de fe de Juan fue cuando vio las vendas vacías en la tumba; da su testimonio: “Vio y creyó” (Juan 20:8).
Juan estaba con Pedro en la puerta del Templo "La Hermosa" cuando un paralítico fue sanado (Hechos 3:10). También estaba con Pedro en la misión a Samaria donde impartieron el Espíritu Santo a los nuevos convertidos (Hechos 8:12). Él, Pedro y Jacobo, el hermano del Señor, son llamados “columnas” de la iglesia en Jerusalén (Gálatas 2:9).
Juan vivió una larga vida, y terminó sus días en la ciudad de Éfeso. Ireneo, que fue obispo de Lyon en el año 177 d.C., da testimonio de que escribió o hizo escribir su Evangelio durante su estancia en la mencionada ciudad asiática. En tiempos de Domiciano, fue deportado a la isla de •Patmos, donde escribió el •Apocalipsis. En la tradición cristiana se llama a Juan “el divino”, o “el teólogo”.
Citas bíblicas relacionadas;
llamado. Mateo 4:21; Marcos 1:19–20; Lucas 5:10.
ordenado. Mateo 10:2; Marcos 3:17.
pregunta a Jesús. Marcos 13:3.
reprendido. Mateo 20:20–28; Marcos 10:35–40; Lucas 9:49–50.
enviado a preparar la Pascua. Lucas 22:8.
declara la divinidad y la humanidad de Jesucristo. Juan 1; 1 Juan 1, 4, 5.
el amor de Cristo hacia él. Juan 13:23, 19:26, 21:7, 20, 24.
su cuidado de María la madre del Señor. Juan 19:25–27.
se reúne a orar. Hechos 1:13.
acompaña a Pedro ante el concilio. Hechos 3, 4.
exhorta a la obediencia y advierte contra los falsos maestros. 1 Juan 1–5.
es testigo de la gloria de Cristo en los cielos. Apocalipsis 1:13.
escribe el Apocalipsis. Apocalipsis 1:19.
se le prohíbe adorar al ángel. Apocalipsis 19:10, 22:8.
Bibliografía:
Lockward, Alfonso. Nuevo Diccionario de la Biblia. Editorial Unilit. 1999.
Mcbirnie, William Stewart. En Búsqueda de los doce Apóstoles. Traducido por Adriana Powell y Omar Cabral. Tyndale House Publisher. 2009.
